viernes, 17 de enero de 2014

La ladrona de libros o el poder de las palabras

Desde el principio, la primera secuencia de la película, pone las cartas boca arriba, al identificar a la propia muerte como narradora de la historia. Pese a ello, y a desarrollarse en la Alemania nazi, durante la Segunda Guerra Mundial, 'La ladrona de libros' es un film con encanto, buenas intenciones y un gusto escénico primoroso, al estilo de los viejos clásicos del cine de los cuarenta.

Es una historia que enamorará a los que gustan de estrechar un libro entre sus brazos, deleitarse con el olor del paso de las hojas, esperando a ser transportado a otros mundos, con la simple y única magia de las letras. En cualquier caso, se trata de una película optimista, al estilo de 'La vida es bella', a pesar del marco atroz que siempre supura la Alemania nazi. Está basada en el exitoso libro del escritor australiano Markus Zusak, que transmite la idea de que la fuerza de la palabra puede superar cualquier adversidad.

Todo el reparto del film está a una altura interpretativa brillante, pero destaca como siempre el eficiente Geoffrey Rush, que da vida al padre adoptivo de la protagonista. El ganador de un Oscar por la también interesante 'Shine', se mete en la piel de Hans Hubberman, un obrero corriente que se siente dichoso al acoger a la joven Liesel, interpretada por la joven Sophie Nélisse. Entre ambos, crece una complicidad que les permite hacer más llevadero su tránsito por una guerra, que asolará el continente europeo. Impresionante también el trabajo de la gran Emily Watson, que completa el elenco enfundándose en la piel de la madre adoptiva.

'La ladrona de libros' es una historia cargada de metáforas que no dejará al espectador indiferente.

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