miércoles, 30 de enero de 2013

Una gran dosis del vino más caro del mundo

El vino más caro del mundo no viene en botella sino dentro de una ampolla gigante de 750 mililitros que se presenta suspendida dentro un lujoso armario de madera de roble. Esta edición limitada y numerada de tan sólo 12 unidades, producidas artesanalmente por la bodega australiana Penfolds, está destinada a los amantes del buen vino.

El prestigioso escultor de vidrio Nick Mount ha realizado la escultura en la que va encapsulado. Los embellecedores de plata son obra del orfebre Hendrik Forster y el artesano ebanista Bartlett Andrew es autor del armario de roble que lo guarda. Por su parte, el veterano científico soplador Leake Ray ha realizado con sus propias manos la bella escultura de cristal. Todos ellos han invertido una ingente cantidad de horas de trabajo para poner los conocimientos y la experiencia de varios lustros al servicio de un objeto artístico para la historia.
La calidad y rareza de este 2004 Kalimna Block 42 Cabernet Sauvignon, así como el espectacular diseño de esta escultura en cristal de primera calidad, lo convierten en uno de los caldos más caros de la historia con un precio de 133.410 euros la unidad. Este preciado vino se obtiene desde hace 130 años de una parcela de cuatro hectáreas de viñas viejas en los límites de los viñedos Penfolds, en el Valle de Barossa, a unos 60 kilómetros al norte de Adelaida. Se produce en tan pequeñas cantidades que, por mencionar sólo un ejemplo, una botella de la añada de 1996 tiene un precio aproximado de 3.113 euros.

La ampolla Penfolds no es sólo una obra de arte en sí misma sino que también supone la adquisición de un compromiso sensorial por parte de la marca que garantiza al cliente que cuando tome la decisión de abrir el recipiente, un destacado miembro de la bodega asistirá al lugar del mundo donde se encuentre para realizar una ceremonia especial de apertura para el propietario. Un enólogo de primera se desplazará hacia el destino que se requiera para realizar la ceremonia de retirado de su cristal plomado de la caja y abrirlo con un dispositivo especial, con punta de tungsteno y plata. El enólogo actuará de sumiller preparando el vino en un decantador fabricado a mano en plata esterlina. Las dos primeras ampollas ya tienen dueño: una se la ha reservado la propia bodega y quedará expuesta en el museo Penfolds y la otra, la ha adquirido un millonario cliente de Singapur. Cada ampolla se acompaña de un folleto personalizado sobre el 'Making Of' de la pieza con un certificado de propiedad y autenticidad firmado por el enólogo jefe Peter Gago y todos los artistas que han trabajado en ella.

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