sábado, 5 de abril de 2014

La 'nave espacial' que fue el Arca de Noé

En estos momentos, en los que está de actualidad la historia de Noé, ha aparecido una tablilla babilónica en la que figura un dibujo de la nave original que pudiera haber utilizado el personaje bíblico. Al parecer, en la narración de la tablilla, figuran indicaciones concretas de como era el arca en la que salvaron la vida la familia de Noé, y una pareja de animales de cada especie, cuando aconteció el diluvio universal. Es una pieza de arcilla del tamaño de un smartphone, con 60 líneas de texto cuneiforme, propio de la antigua mesopotamia, datado en el año 1.750 antes de Cristo.

Irving Finkel, conservador del Museo Británico de Londres, ha explicado que se trata de "un mito que probablemente surgió tras una desastrosa inundación hace miles de años, mucho antes de que se comenzara a escribir”. El experto ha calculado que las dimensiones de embarcación debían ser aproximadamente de una superficie de 3.600 metros cuadrados, 68 metros de diámetro y 6 metros de altura. Estas medidas están basadas en las instrucciones descritas en la tablilla, que explica la necesidad de utilizar en su construcción: cañas, fibras de palma y cuerdas, colocando 3.600 puntales y celdillas en su interior, aplicando capas de brea en las juntas, y colocando un tejado para guarecer a los animales salvajes por parejas.

En un fragmento de la tablilla, se puede leer: “¡Casco, casco de caña! Atrahasis, presta atención a mi consejo. Así podrás vivir para siempre. Destruye tu casa y construye una nave. Rechaza las propiedades y salva la vida. Pon en marcha un arca que harás de planta circular, con un ancho y largo iguales”. Finkel ha explicado que la superficie del arca descrita en la Biblia es bastante similar, lo que "revela una reelaboración de la idea babilónica original para, sobre la misma base, construir un barco más potente y de aspecto de barcaza de transporte fluvial”.

Frinkel cree que la estructura de la nave sigue el diseño de las coracles, un tipo de embarcación circular que desde la antigüedad hasta el siglo XX, ha servido para transportar personas, animales y mercancías por el Tigris y el Éufrates.

La pieza de barro babilónica que ha permitido llegar a esta conclusión, llegó en 1985 al Museo Británico a través de una persona, que quería recibir información sobre la reliquia. Su nombre era Douglas Simmonds, propietario de una colección de antigüedades heredadas de su padre, Leonard Simmonds, que había sido miembro de la Royal Air Force (RAF), y que durante la Segunda Guerra Mundial, aprovechó su estancia en Oriente Próximo, para adquirir piezas de cierto valor arqueológico. Cuando el conservador Irving Finkel pudo estudiarla, se llevó una gran sorpresa. Tras analizarla en detalle, pudo datar esta reliquia como uno de los documentos humanos más importantes jamás descubiertos sobre aquel periodo histórico.

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